Simce Matemáticas: una brecha de género que debe cerrarse urgentemente
03 julio 2023Los recientes resultados del Simce 2022, aplicado a casi 500 mil estudiantes de 4° básico y II° medio, evidenciaron un fuerte retroceso. Uno de los hallazgos que más llamó la atención fue la reapertura de la brecha de género en Matemáticas, que de ser casi nula en 2018 pasó a ser de 10 puntos para 4° básico, y de 7 puntos para II° medio.
¿Qué puede explicar este resultado? El secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, Gino Cortez, citando datos de la CEPAL, señaló que la reducción de horas de estudio fue más pronunciada en niñas y jóvenes que en los estudiantes varones, debido al incremento de las horas que dedicaban a labores domésticas no remuneradas. Cortez también citó datos del CIADE de la Universidad de Chile, que indican que un 37,8% de los niños decía que sí realizaban labores domésticas versus un 41,6% de las niñas. Otro aspecto que merece mayor profundización es el hecho de que el Mineduc ha reportado que hubo una menor asistencia de niñas a clases post-pandemia.
Sin duda, a la luz de estos datos, se vuelve a relevar que el desarrollo de las nuevas generaciones tiene importantes brechas de género que eliminar. Tal como observamos en nuestro estudio “Cómo se reparten las tareas del hogar ellos y ellas” (2021) de REDMAD – Criteria, el principal desafío consiste en entender que las tareas domésticas y los cuidados dentro del hogar deben ser compartidos entre hombres y mujeres sin sesgos de edad y en todos los estratos sociales.
En dicha investigación, se observó que, de un listado de 13 actividades domésticas, los hombres declaraban haber efectuado casi la totalidad de aquellas al menos una vez en la última semana, con 12 de 13 realizadas por sobre un 50% de ellos. Sin embargo, aún no alcanzan los niveles de las mismas tareas desarrolladas por las mujeres. Además, las tres tareas donde los hombres demostraron más participación –compras (88% versus 86%), trámites (70% versus 48%) y llevar ropa a reparación o lavandería (17% versus 16%)- se materializan fuera del hogar.
Sin duda que la complejidad del tema en cuestión merece un abordaje sistémico, consistente en el tiempo, que integre la experiencia público-privado. No podemos dejar de resaltar que, una a vez más, el estereotipo de género que sitúa a la mujer en roles de cuidado, en desmedro – en el caso de lo mostrado por el Simce – de su educación es un factor relevante.
Los sesgos de género nuevamente nos privan de aprovechar al máximo el talento que hay disponible en la sociedad y, lo más grave, desde muy temprano, por lo que la mujer comienza a crecer con desventajas que redundan en una inserción laboral más precaria y trayectorias que serán muy distantes de lo que sus capacidades anticipaban.
Esta desigualdad de oportunidades afecta no solo el legítimo desarrollo individual de cada persona, sino que también incide en el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Es por eso que, afianzadas en nuestro conocimiento del mundo de las empresas y con una mirada de liderazgo en la alta dirección, consideramos que podemos aportar en la discusión para eliminar las brechas por la vía de la generación de buenas prácticas y políticas laborales que contribuyan a transformarnos culturalmente, en el convencimiento de que hombres y mujeres podamos poner a disposición de la sociedad el capital que cada uno, en su individualidad, trae consigo, en una complementariedad que nos enriquece a todos.
María Ana Matthias
Presidenta de REDMAD
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