La nueva ley nos desafía a mirar más allá de la rentabilidad inmediata.
Más mujeres en la alta dirección y sostenibilidad para las empresas
05 septiembre 2025La reciente promulgación de la Ley Más Mujeres en Directorios ha instalado en el mundo corporativo una discusión ineludible sobre cómo implementar esta medida y qué efectos esperar de ella. En ese sentido es importante tener en cuenta que la incorporación de la mujer a las mesas directivas debe entenderse como parte de una estrategia de sostenibilidad de las empresas.
Se trata de un paso fundamental para las compañías: las dotará de mayor legitimidad, sus directorios serán más representativos y estarán mejor preparados para enfrentar los desafíos de un entorno complejo. Es clave afirmar una vez más que la diversidad amplía la mirada, mejora la calidad de las decisiones y fortalece la confianza de la sociedad en sus instituciones económicas.
La comprensión holística del aporte de la mujer al mundo corporativo es parte del desafío que tenemos por delante. Es necesario hacer ver al interior de las empresas que su incorporación a la alta dirección acarrea beneficios que trascienden lo financiero. Esta mirada, además, debe permear la cultura corporativa.
Por otra parte, pensar la incorporación de la mujer a los directorios solo como un asunto que puede incidir rápidamente en los resultados de de las empresas constituye una trampa hacia las mismas mujeres. Así lo señala por ejemplo la académica de la Universidad de Oxford, Renée Adams. Parafraseando sus reflexiones, Adams sostiene que no está claro si las mujeres hacen que las empresas funcionen mejor o si las empresas que ya funcionan mejor tienden a incorporar más mujeres.
Pero lo más valioso de su planteamiento va más allá y es una advertencia frente a esa narrativa simplificada: vincular que la complementariedad de género en los directorios mejora automáticamente el desempeño financiero de las empresas puede ser dañino. Si se generan expectativas irreales —por ejemplo, que la mera inclusión de mujeres incrementará de inmediato las utilidades—, la frustración puede derivar en resistencia a las políticas de diversidad. Peor aún, esa visión instrumentaliza a las ejecutivas, al justificar su presencia únicamente en función de un supuesto aporte económico, en lugar de reconocer su derecho a participar en igualdad de condiciones y aportar desde sus perspectivas y experiencias.
Por eso, este cambio debe comprenderse como un proceso de transformación cultural y de gobernanza que fortalezca la legitimidad y la capacidad de las empresas para superar desafios. En definitiva más mujeres en los directorios es una apuesta por la equidad, la legitimidad y la calidad de la gobernanza, principios que, a la larga, son los que realmente sostienen a las empresas en el tiempo.