Por Sara Smok, gerente general de ManpowerGroup Chile
Rompiendo el status quo: El valor de las mujeres en mesas directivas
04 septiembre 2019Con una vasta experiencia en cargos gerenciales y mesas de directorio, Sara Smok, dice que la incomodidad inicial que produce trabajar con personas diferentes es finalmente muy positiva para las organizaciones. Esta permite romper con ciertos vicios de poder y observar las prácticas corporativas desde nuevos puntos de vista.
Hagamos sonar los tacones. Esta es una frase que me encanta y que he usado en diversas oportunidades para inspirar a las mujeres que desean ocupar puestos de influencia y alta responsabilidad en sus organizaciones. En los últimos años, he participado activamente en mesas directivas, asociaciones gremiales y diversos espacios de influencia, en donde he podido constatar la incomodidad que genera en un comienzo romper el status quo, particularmente en las instituciones acostumbradas a contar con equipos de trabajo muy homogéneos.
En mis años de trayectoria he podido observar que la diferencia entre hombres y mujeres está muy presente al comienzo de la relación. Se genera cierta tensión inicial al interactuar con el otro, cuando hemos estado habituados a relacionarnos habitualmente entre pares. Algunos se van por el camino de la galantería y cierta frivolidad, o por el contrario, asumen cierta indiferencia y fría distancia. La incorporación de la mujer en puestos de poder sin duda cambia las reglas del juego, e impone la necesidad de reescribirlas en un nuevo contexto.
Para las mujeres que están asumiendo este desafío es importante tener en cuenta que un periodo de acomodo es algo que va a ocurrir, y por eso, más vale estar preparadas para los diversos escenarios. No tomar estas reacciones a mal, sino que ser propositivas y tender los puentes necesarios para que la relación comience a fluir. Cuando las discusiones empiezan a centrarse en los aspectos técnicos, basadas en los argumentos y conocimientos, la perspectiva cambia y la distancia de genero comienza a quedar atrás
Argumentos hay de sobra para demostrar el valor que representa para las organizaciones contar con mujeres en directorios. No obstante, quisiera centrarme solo en un atributo y, es nuestra capacidad para influir. Puede ser por nuestra historia, por motivos culturales o personales, pero en mi experiencia he podido constatar lo desarrolladas y valiosas que son nuestras aptitudes para escuchar y convencer.
Se nos da con muchísima naturalidad: casi, como una herramienta de supervivencia. Por años, cuando el poder formal les fue esquivo, las mujeres aprendieron a influir a través de otros. Esto nos permitió desarrollar aptitudes que nos han llevado a anticipar situaciones basadas en la percepción e intuición y buscar puntos de encuentro, para finalmente lograr que se tomen decisiones y se materialicen en acción.
Sin embargo, a pesar de nuestra inteligencia, preparación, experiencia y atributos personales, nuestros tacones han sonado de manera tímida. No tengamos miedo de que estos se escuchen. Esta generación de mujeres tiene la difícil pero noble tarea de abrir nuevos espacios para las que vienen en camino, desafiando paradigmas y los acomodados círculos de poder. La incomodidad que podamos generar sin duda, vale la pena.
Artículos relacionados
Gobierno corporativo, compliance y sabiduría ancestral: responsabilidades y oportunidades para un liderazgo ético
Día del Marketing 4 de noviembre: la evolución del marketing en los últimos 20 años y sus desafíos actuales