Lo que enseñan los estudios de género sobre el rol de la mujer en el crecimiento de los países
18 diciembre 2019La incorporación de las mujeres al trabajo ha servido de motor para el crecimiento económico mundial, mientras que la plena equidad de género prevé aún mejores resultados a futuro. Actores clave abordaron algunas de las ventajas de la participación femenina en el empleo, que permite atraer talentos diversos y garantizar la sostenibilidad de las organizaciones.
La incorporación de la mujer al mercado laboral representa una oportunidad del crecimiento económico a nivel mundial. De acuerdo al reporte Women Matter, publicado por la consultora McKinsey en 2015, si todas las naciones lograran la plena igualdad de género, el Producto Interno Bruto (PIB) global podría aumentar en 28 trillones de dólares a 2025. Sin embargo, aún existen brechas de género que resolver en diversos ámbitos, incluso en los países más desarrollados. Para conocer la experiencia internacional, la delegación oficial de REDMAD sostuvo reuniones con importantes centros de estudios, universidades e institutos, para conocer de qué manera están abordando las mediciones sobre las brechas de género.
Una de ellas fue el Instituto de la Mujer de España, un organismo autónomo adscrito al Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, que promueve y fomenta la equidad de ambos géneros. Para ellos, la brecha de género laboral recae a nivel mundial en la diferencia salarial y de pensiones, la baja tasa de actividad femenina, empleos precarios, trabajos no remunerados, maternidad y la escasa presencia de las mujeres en los cargos de responsabilidad, cuya participación alcanzó un 20,6% en las juntas directivas de todo el mundo, duplicando la cifra en la última década, según la agencia de valores Credit Suisse.
En España, la participación de las mujeres en los directorios de las empresas que cotizan en la bolsa aumentó del 9% en 2010, al 25% este año, gracias a una ley de igualdad que recomendó el 2007 a las compañías contar con un 40% de mujeres en un plazo de ocho años, una meta que aún no se ha alcanzado, de acuerdo a las cifras del Instituto.
Según la entidad, no incluir a las mujeres en el mercado laboral y sobre todo, en la alta dirección, “supone una pérdida de talento para la sociedad”. Las mujeres actualmente trabajando en el país “tienen mayor formación universitaria que los hombres, lo que aumenta en las generaciones más jóvenes”, afirmó Begoña Suárez, subdirectora para el Emprendimiento, la Igualdad en la Empresa y la Negociación Colectiva de Mujeres.
En el Reino Unido, Shaheena Janjuha-Jivraj, profesora asociada del Henley Business School, de la Universidad de Reading, se ha dedicado a estudiar sobre liderazgo, mujer y emprendimiento. Cuenta que la preocupación por la igualdad de género y el respeto a la diversidad en general se ha convertido en un factor relevante para las empresas y su sostenibilidad. Diversos estudios evidencian “que cada vez más compañías se están preocupando de su reputación y la aprobación de la opinión pública, los jóvenes se fijan en esto para elegir a qué empresas postular. Las compañías deben entender que estos asuntos son importantes, para sus procesos de selección y la retención de talentos”, dijo.
En esta línea, afirmó que “las empresas que están haciendo un buen trabajo, se vuelven más atractivas para las mujeres. Las compañías están entendiendo que tienen que ser innovadoras, atractivas y creíbles para los talentos. Hoy, nadie quiere ser visto como un dinosaurio, todos quieren ser vistos como innovadores, y esto solo ocurre si incorporas diversidad”.
Compromiso por el empoderamiento económico de la mujer
Otra iniciativa que fue discutida durante la misión fue el “Gender and Growth”, que ha permitido plantear una agenda de género entre los países del G20, a través del brazo femenino del grupo, el W20, instaurado en 2015. “Hablar sobre empoderamiento económico de la mujer es algo reciente, sobre todo cuando hablamos del G20, donde se habla de economía y las mujeres no estaban en el radar hace algún tiempo, tampoco cómo las políticas podían afectar a las mujeres, ni sobre su potencial en el mercado laboral para el crecimiento económico”, sostuvo Stephane Dubois, encargada de esta iniciativa en Chatham House.
De las recomendaciones del W20, nació el compromiso de los países miembros de reducir la brecha de participación laboral en un 25% para 2025. Esto, aún cuando las cifras varían considerablemente, de los 5,7 puntos porcentuales en Canadá, a una diferencia de casi 60 puntos porcentuales en Arabia Saudita.
“Sus esfuerzos apuntan a mejorar la calidad del empleo de las mujeres, reducir las diferencias salariales entre los géneros, poner fin a todas las formas de discriminación y los estereotipos, y reconocer a las mujeres como agentes de paz y en la prevención y resolución de conflictos”.
Las políticas de género que aumentaron la riqueza de Noruega
En Noruega, la delegación pudo conocer las medidas públicas y privadas adoptadas por uno de los países con mayor equidad de género a nivel mundial, que ha visto crecer su riqueza gracias a la inclusión de la mujer al empleo a partir de la década de los setenta, cuya participación alcanzó este año un 67%, según la embajada noruega en Chile.
De acuerdo al reporte Economic Benefits of Women in the Workforce, elaborado por el Centro de Investigación de Igualdad de Género (CORE), visitado por la delegación durante su estancia en Oslo, la incorporación de la mujer al mundo laboral contribuyó 3,3 trillones de coronas noruegas a la economía, entre 1972 y 2013. De tal modo, que hoy, los recursos naturales representan el 25% de la riqueza del país, mientras que el capital humano un 75%.
Esto fue posible gracias a mejores políticas laborales de bienestar y conciliación familiar, acceso igualitario al trabajo, paridad en las remuneraciones, y la modernización de los modelos educativos y de desarrollo tecnológico, dice el reporte.
Equidad de género, un buen negocio para las empresas
Otros elementos que se pueden encontrar entre los países con mayor igualdad de género es que estos en general, están más diversificados, tienen un mayor crecimiento de la productividad y menores niveles de desigualdad de ingresos. Además, destinan más recursos en educación y desarrollo de capital humano, según el documento Pursuing Women’s Economic Empowerment (2018) del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las naciones que han decidido mejorar sus indicadores y derribar las barreras de género, coinciden en que poner fin a esta inequidad no solo beneficia a las mujeres, sino también a las empresas, dado que mejora la gobernanza, la imagen corporativa, los retornos y la retención de talentos. Esto, aparejado de más innovación y mejor clima laboral.
En conclusión, el empoderamiento económico de la mujer es un buen negocio, tal como lo demostró una investigación de la organización de desarrollo internacional, ActionAid, que estimó en 2015 en su informe Close the Gap! The cost of inequality in women’s work, que las firmas donde tres o más mujeres cumplen altas funciones, registran un mejor desempeño en todos los aspectos de la eficacia organizacional.
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