Empatía y colaboración: Los valores esenciales para enfrentar la crisis desde las empresas
30 abril 2020La emergencia sanitaria asociada al COVID-19 ha exigido que actores públicos y privados se unan en estrategias comunes para superar la crisis. De esta forma, la empatía y la colaboración se han posicionado como valores fundamentales para enfrentar la pandemia y adaptarse a los nuevos retos que esta acarrea. En este artículo, los economistas Jorge Quiroz y Marcela Ruiz-Tagle, junto con Verónica Pérez de la Cámara Nacional de Comercio, comparten su visión respecto esta nueva era que comienza para las empresas.
El mundo no será igual luego de la pandemia del Coronavirus. El Fondo Monetario Internacional ha bautizado al 2020 como el año del Gran Confinamiento y pronosticó un escenario económico inédito desde la Gran Depresión de 1929. De acuerdo al organismo, durante este año se prevé una contracción del Producto Interno Bruto de un 3% a nivel mundial. En el caso de Chile, el FMI pronostica una caída de 4,5%.
Para el economista Jorge Quiroz, el país se aproxima a una crisis económica mucho mayor que la vivida durante la crisis subprime. “Yo creo que será una recesión muy profunda. Va a ser mucho peor de lo que vimos el año 2008. Espero que no tan mala como la de 1982, que fue una crisis de marca mayor, pero sí es algo que las generaciones jóvenes no han visto. No hay memoria colectiva del tipo de shock que vamos a tener», afirma Quiroz.
A pesar de los pronósticos negativos desde el punto de vista económico, esta crisis se vislumbra como una oportunidad para que la sociedad en su conjunto realice cambios culturales profundos y adopte un enfoque colaborativo.
Así lo cree la economista Marcela Ruiz-Tagle, directora de estudios y políticas públicas de la Corporación Ciudades y Socia REDMAD. Ruiz-Tagle recuerda que en los inicios de la economía moderna, Adam Smith, en su libro La riqueza de las naciones, propone “Estados fuertes —pero no grandes— que garanticen las libertades individuales, el derecho de propiedad; y el funcionamiento de un mercado que armonice los intereses de las personas y de la comunidad. Es decir, el mercado es un punto de encuentro que satisface el bienestar de la sociedad”, explica.
“Cuando uno habla de economía de mercado piensa en la competencia y en la maximización y uno se olvida que en realidad para que los mercados y las empresas ganen tiene que haber un win-win. Tiene que haber un espacio de colaboración con la cadena de empresas con las que trabajo, con los trabajadores y con aquellos que van a comprar mis productos”, agrega Marcela Ruiz-Tagle.
Colaboración en tiempos de crisis
En la búsqueda de proveer soluciones que ayuden a controlar la crisis sanitaria, han sido numerosos los casos de empresas que han trabajado de manera colaborativa. Uno de los ejemplos que más ha destacado es el de Apple y Google, empresas que se unieron para desarrollar una plataforma de rastreo de contactos basada en tecnología Bluetooth que busca facilitar el rastreo de casos de COVID-19.
Junto a este son múltiples los ejemplos de compañías nacionales e internacionales que han dado un giro a su producción para enfocarse en la fabricación de elementos esenciales para hacer frente a la pandemia, como respiradores mecánicos, alcohol gel y mascarillas.
Para Verónica Pérez, miembro del directorio de la Cámara Nacional de Comercio, «este tipo de ejemplos que están surgiendo dan una luz de esperanza de que en el futuro las empresas, más allá de entregar sus productos y servicios, van a adoptar nuevas formas colaborativas y a entender que tienen un rol social», afirma.
Es esta responsabilidad con la comunidad la que ha juicio de Marcela Ruiz-Tagle ha sido dejado de lado en Chile. Para la economista, las empresas han considerado su rol social “como una cuestión de ayuda solidaria y no debiera ser considerado así, debería estar dentro de la línea estructural de trabajo de las empresas” afirma.
La importancia de la empatía
La Organización de las Naciones Unidas en su guía para la acción empresarial en los Objetivos de Desarrollo Sostenible es tajante al señalar que “las empresas no pueden ser exitosas en sociedades que fracasan”. En su llamado al mundo privado para hacerse parte de las respuesta al COVID-19, la ONU ha enfatizado en que “es responsabilidad de las empresas respetar, proteger, cooperar y apoyar a la comunidad mundial para normalizar la situación, de conformidad con los Diez Principios de Pacto Global de Naciones Unidas y en el espíritu de solidaridad internacional”.
Para Verónica Pérez «las crisis son oportunidades de mejorar aquellas cosas en las que las sociedades deben avanzar». A su juicio, ante esta crisis las empresas deben mantener «un respeto irrestricto con las condiciones laborales de sus trabajadores. Tener un trato digno, salarios justos y equitativos. Pero por sobre todas las cosas ser empáticos y solidarios», aconseja.
Un llamado con el que coinciden la Corporación Ciudades, desde donde enfatizan en la importancia del diálogo entre actores. Su directora de estudios, Marcela Ruiz-Tagle, afirma que “muchas veces las empresas creen que su función es solo producir” y se olvidan de ejercitar “el músculo del diálogo” con sus stakeholders. Sin embargo, cuando se establece una relación permanente con la comunidad se forman lazos de confianza “uno puede ponerse en el lugar del otro y ser más empático. Cada actor cede un poco y se va modificando la prioridad en función de un contexto mayor», asegura la economista.
De acuerdo a Jorge Quiroz, a la hora de virar hacia una cultura empresarial más colaborativa y empática, el rol de liderazgo de las mujeres será fundamental. “Yo creo que las mujeres en el mundo corporativo tienen un chip empático más desarrollado. En situaciones como la actual, a la hora de reconstruir tejido y ver cómo seguimos, ese chip empático es un tremendo aporte», reflexiona el economista.
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