Criar en Chile: ¿Hacia dónde deben avanzar las políticas de cuidado a la infancia?
29 julio 2020Conversamos con Marigen Narea, académica de la Universidad Católica e investigadora del Centro de Justicia Educacional; y María de los Ángeles Castro, directora ejecutiva de Fundación Infancia Primero sobre los desafíos del cuidado infantil en el país. Para las expertas, políticas como la sala cuna universal y el kinder obligatorio responden al fomento del empleo y no necesariamente al mejor desarrollo de los preescolares y llaman a avanzar en programas que retomen una visión más comunitaria para el cuidado de niños y niñas.
“Se necesita de toda una aldea para criar un niño”, afirma un proverbio africano. Se trata de una realidad que ha quedado en evidencia con la pandemia y que subraya aún más la importancia de contar con redes de cuidado, que brinden apoyo a las madres y padres en este desafío. En otras palabras, ha demostrado el importante rol que cumplen la comunidad, el Estado y el mundo privado en la crianza en todas las sociedades.
“Hoy los cuidadores están 100% a cargo de los niños y las niñas como nunca antes. Todos los centros educativos y salas cunas están cerrados. Ya no es posible acudir a los abuelos, tíos, vecinos o amigos. Eso implica que los cuidadores tienen pocos espacios de descanso, lo que aumenta la sensación de agobio. A esto se suma a la incertidumbre, las dificultades económicas y el riesgo de enfermar”, describe María de los Ángeles Castro, directora ejecutiva de Fundación Infancia Primero, sobre el desafío que viven muchas familias.
Las chilenas utilizan en promedio 7 horas al día en tareas de cuidado, prácticamente una segunda jornada laboral, versus las aproximadamente 3 horas que dedican los hombres.
Para las madres, la sobrecarga de trabajo ha sido aún mayor, acentuando las brechas de género en el empleo femenino y la esfera privada. La última encuesta nacional de Uso del Tiempo, publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas, revela que las chilenas utilizan en promedio 7 horas al día en tareas de cuidado, prácticamente una segunda jornada laboral, versus las aproximadamente 3 horas que dedican los hombres.
Por ello, Marigen Narea, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica e investigadora del Centro de Justicia Educacional, plantea que este contexto es ideal para que las empresas impulsen políticas de corresponsabilidad parental y mayor flexibilidad horaria para los padres que puedan ayudar en esta tarea.
“Si queremos una crianza entre todos y un bienestar comunitario, necesitamos subir a los hombres en esto. Hoy los hombres están trabajando más horas que antes, tratando de funcionar igual que siempre y somos las mujeres quienes estamos llenando este vacío, haciéndonos cargo del trabajo de afuera de la casa y el de adentro”, dice Narea. “Por eso el rol de los privados es fundamental. Necesitamos la ayuda de las empresas para darle la oportunidad a los hombres también de involucrarse”.
Los tres pilares del modelo nórdico
Un buen ejemplo en materia de corresponsabilidad son las sociedades nórdicas, quienes se presentan como un modelo a seguir en el mundo para el desarrollo de políticas públicas para el cuidado de la infancia. “Ahí las políticas tienen tres finalidades: el bienestar del niño, el bienestar de las mujeres y el bienestar de la sociedad”, explica Narea.
Algunas prácticas que destacan especialmente, y que fueron recogidas por REDMAD en su primera misión internacional a Europa en 2019, son el posnatal pagado para ambos padres en Suecia y el sistema de preescolar accesible para todos, así como las políticas de flexibilidad horaria por razones de bienestar adoptadas en Noruega.
“En Chile, las políticas de infancia, como las salas cunas o la extensión del postnatal, tienen como finalidad principal integrar a las mujeres al mercado del trabajo y después viene el bienestar de los niños y la sociedad. Lo que hacen los países nórdicos es remar con las tres cosas al mismo tiempo”, afirma Marigen Narea.
“Si queremos una crianza entre todos y un bienestar comunitario, necesitamos subir a los hombres en esto», Marigen Narea, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica e investigadora del Centro de Justicia Educacional.
Cómo integrar el bienestar de las niñas y el empleo femenino
María de los Ángeles Castro coincide con la opinión de que la sala cuna universal “es una medida de protección al empleo y no una medida que responde a las necesidades de los niños y las niñas”. La directora ejecutiva de Infancia Primero, además, considera que aún hay mucho por avanzar en materia de calidad de estos centros de cuidado en Chile.
“El nivel de desconfianza es muy alto y las condiciones no son las más óptimas. Como consecuencia las mamás prefieren no trabajar. Entonces nos falta avanzar para ofrecer algo de calidad que permita que las mujeres se integran el mundo laboral con la tranquilidad de que hay alguien cuidando bien a tu hijo o hija, qué es lo que pasa en el fondo con el hombre”, apunta la directora ejecutiva de Infancia Primero.
Otra política que se ha impulsado en los últimos años en materia de primera infancia es el kinder obligatorio. Respecto a ella, Marigen Narea detalla que en Chile “casi el 95% de los niños ya asiste a kinder. Entonces ¿cuál es la finalidad, que los niños se desarrollen mejor o que las mamás puedan salir al mercado del trabajo?”, cuestiona.
“Tener kinder obligatorio en sí mismo, no producirá los resultados que se esperan. Esto en el fondo avanza solamente en una escolarización precoz y en ir adelantando los procesos de lectoescritura. Se confunde lo que tiene que ver con el desarrollo y las necesidades de los niños, con las expectativas sociales”, afirma por su parte María de los Ángeles Castro.
“Hoy los cuidadores están 100% a cargo de los niños y las niñas como nunca antes. Eso implica que los cuidadores tienen pocos espacios de descanso, lo que aumenta la sensación de agobio», María de los Ángeles Castro, directora ejecutiva de Fundación Infancia Primero.
Volver a criar en comunidad
Ambas expertas coinciden en la necesidad de impulsar programas que fomenten la formación de redes de cuidadores, permitiendo a los padres y madres compartir experiencias y apoyarse mutuamente en los procesos de crianza.
“Los seres humanos han tenido práctica en criar en comunidad y las sociedades modernas han ido poniendo barreras y la crianza se ha hecho algo más íntimo con costos bastante altos”, dice María de los Ángeles Castro, quien relata que en Infancia Primero los padres participan en grupos de cuidadores para adquirir herramientas que les permiten comprender de mejor manera las etapas de desarrollo de los niños, reduciendo el estrés parental.
“La comunidad es sumamente relevante. En Inglaterra cuando las mujeres están embarazadas las juntan con otras para no criar solas, para criar en comunidad”, una iniciativa que a su juicio se podría replicar en Chile a través de las grandes empresas. “El nivel de estrés y depresión de las mujeres cuidadoras es altísimo. Cómo cuidarnos de tratar de responder a un estereotipo de súper mujer que no existe es algo importantísimo y en eso los pares son fundamentales”, concluye Narea.
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