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Agustín Ibáñez, director del BrainLat Institute: “Las desigualdades sociales y económicas no solo impactan en las oportunidades de las mujeres, sino también en su salud cerebral”

17 octubre 2023

El neurocientífico argentino, especialista en diversidad y salud cerebral, asegura que las desigualdades sociales en temas como salud, trabajo y condiciones económicas afectan directamente el bienestar de las mujeres a nivel biológico. Además, recalca la importancia de abordar estos determinantes a la hora de avanzar hacia una sociedad más igualitaria.

El argentino Agustín Ibáñez es neurocientífico y director del BrainLat Institute, centro de salud cerebral de la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Ha participado en numerosos estudios relacionados con diversidad y salud cerebral y sus investigaciones han estado orientadas a identificar cómo la población latinoamericana tiene una caracterización selectiva respecto a la salud cerebral y cómo las condiciones sociales y desigualdades influyen en esto, particularmente en las mujeres.

-A grandes rasgos, ¿cuál es tu acercamiento y experiencia trabajando en temas de neurociencia y género?

-Hemos mostrado en distintos estudios que las disparidades sociales afectan de forma desigual a hombres y mujeres en cuanto al impacto en la salud cerebral. También, que en enfermedades como el Alzheimer, las mujeres tienen mayor impacto cerebral, pero sobre todo en los países latinoamericanos. Entonces, en el fondo, los factores de desigualdad de género impactan en la biología y es muy importante entenderlo porque muchas de las discusiones de género tienden a ignorar los aspectos biológicos justamente para resaltar la desigualdad.

-¿Qué experiencias y factores sociales pueden moldear el cerebro femenino?

-Primero que nada, el acceso a la salud tiene un impacto desigual entre los hombres y las mujeres. En la medida en que tu salud no está siendo adecuadamente tratada a lo largo de tu ciclo vital, se van acumulando problemas que luego impactan claramente en las diferencias de género.

Otro punto es el impacto del trabajo, en cuanto a las condiciones económicas y las condiciones de estrés. Todo esto impacta a nivel de muchos componentes biológicos del cerebro, por ejemplo, en procesos biológicos micros que a largo plazo influyen en tu salud cerebral y pueden causar demencia.

Ahora, otra arista importante es que los efectos del género en el envejecimiento saludable y en las capacidades cognitivas existen y se nota la diferencia. Pero cuando uno incluye otras medidas de disparidad social, económica o de salud, los efectos de género desaparecen. Eso significa que el impacto del género está generado por las desigualdades, y no por el género en sí mismo.

-Según una de las investigaciones en las que participaste, a pesar de que se asume que las mujeres son más empáticas, prácticamente no hay diferencias en los “niveles” de empatía con los hombres, ¿a qué se debería este mito?

-El estudio sugiere que las diferencias de habilidades como la empatía dependen más bien de los roles que la sociedad establece por sobre otras diferencias específicas. Ahora, por supuesto, cuando hay sesgos culturales y te entrenan para ser de una forma para ser mujer y de otra para ser hombre, hay un efecto. Todo esto tiene que ver con esta idea de que las habilidades típicamente atribuidas al género femenino, como la empatía, la cognición social, el reconocimiento de las emociones propias y ajenas, tienen más relación con patrones o aprendizajes culturales que con diferencia de sexo puro.

-¿Cómo afectan estas habilidades, ya sean aprendidas por factores sociales o por temas biológicos, en la alta dirección?

-Con el tema de los rasgos de liderazgo hay que entender el cambio cultural, porque en nuestra noción de liderazgo más arcaica o tradicional se favorece el rasgo masculino, el prototipo es un señor que grita mucho, que da órdenes, que tiene una noción vertical de la información. Pero hoy sabemos que las empresas exitosas tienen un modelo de liderazgo muy diferente, que es mucho más horizontal, y muchos estudios muestran que la inclusión de mujeres en cargos altos hace que los grupos sean más eficientes. Esto, probablemente, por sesgos de género, porque este tipo de habilidades culturalmente se han presentado un poco más en las mujeres.

-Como sociedad, ¿de qué manera podemos enfrentar esta brecha existente a nivel neurológico?

-En el caso de las mujeres que logran llegar a la alta dirección a pesar de las barreras, ellas pueden propiciar un cambio cultural en la noción del liderazgo, algo que es muy importante y que ya sabemos que impacta positivamente en las empresas.

Otra cosa que necesitamos hacer es generar mucho más diálogo entre los enfoques sociales y biológicos, para entender que las desigualdades sociales y económicas no solo impactan en las oportunidades de las mujeres, sino que también en su salud cerebral. Si no abordamos el impacto que los determinantes sociales van a tener en la salud cerebral, no vamos a poder hacer cambios para tener una sociedad que sea más igualitaria.

Revisa su último estudio “Factores asociados al envejecimiento saludable en poblaciones latinoamericanas”, publicado en Nature.

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