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Emprendimiento femenino e informalidad: un desafío pendiente

13 diciembre 2023

Una encuesta recientemente publicada por ChileConverge reveló que más del 50% de los emprendimientos femeninos son informales, poniendo en evidencia la fragilidad de estos negocios liderados por mujeres.

En el marco del Día de la Mujer Emprendedora, ChileConverge, organización que apoya a emprendedores mediante la entrega de distintas herramientas, encuestó a más de 18 mil mujeres pertenecientes a su red con el fin de conocer la realidad de las emprendedoras en Chile.

Entre los principales hallazgos que arrojó la encuesta destaca que la mayoría de las mujeres son de nacionalidad chilena, seguidas por venezolanas, colombianas y peruanas. Además, el estudio evidenció que el 39% trabaja en la Región Metropolitana, 12% en Valparaíso, 7% en Biobío y 6% en el Maule.

Por otro lado, con el fin de conocer el estado de los distintos negocios, la encuesta demostró que el 45% de las emprendedoras de la red está desarrollando las primeras ventas y solo 7% afirmó estar en el proceso de consolidación.

En esta misma línea, una preocupante cifra respecto a la informalidad se dio a conocer, evidenciando que más de la mitad de los emprendimientos femeninos (56%) son informales. De hecho, solo un 32% de las mujeres que participaron en esta encuesta comentaron que su negocio está formalizado y el 13% indicó estar en proceso de hacerlo y tener mucho interés en tomar ese camino.

Importancia y obstáculos de la formalización

Según la Séptima Encuesta de Microemprendimiento publicada en junio de este año por el Ministerio de Economía, del total de microemprendedores, el 58,3% declaró ser informal, mientras que el 41,7% se encuentra regularizado.  De estos, el 63,2% son mujeres.

Ante esta situación María Soledad Correa, directora ejecutiva de ChileConverge, sostiene que “si bien las cifras que tenemos hoy están dentro de lo esperado, el sondeo que realizamos nos refleja que como sociedad seguimos al debe. Es fundamental llegar a cifras más bajas y continuar incentivando la formalidad para emparejar la cancha, por lo que es clave visibilizar los beneficios que esto implica: acceder a múltiples fondos concursables y alternativas de financiamiento que facilitan la concretización de las ideas”.

María Emilia Correa, presidenta del G100, organización que trabaja codo a codo con emprendedores de todo Chile con el fin de visibilizarlos y capacitarlos, sostiene que hoy en día las bajas cifras de formalización se pueden entender por tres factores: el alto costo de hacerlo, los bajos ingresos de muchos emprendedores y las dificultades que existen para acceder a financiamiento, especialmente para las mujeres.

En este sentido, afirma: “Podemos ayudar a reducir la informalidad facilitando el acceso al crédito y la capacitación, porque muchas mujeres ni siquiera saben que se tienen que formalizar. Es clave apoyar en el momento del despegue del emprendimiento y acompañarlas en el proceso de generación de suficiente flujo de caja para poder formalizarlo”.

Actualmente, existen diversos fondos y organismos que desde el sector público buscan promover el emprendimiento y la formalización femenina, tales como Fosis, Sercotec o Prodemu. Sin embargo, sostiene la presidenta del G100, “muchas mujeres con las que me ha tocado hablar no conocen estos espacios. Es necesario darlos a conocer y hacerlos más accesibles”. Además, agrega: “Necesitamos promover políticas públicas que acompañen realmente a las emprendedoras desde el inicio”.

El doble impacto del emprendimiento femenino

Según la Séptima Encuesta de Microemprendimiento, un 51,1% del total de las mujeres microemprendedoras son la proveedora principal de su hogar, es decir, quien más ha aportado a la mantención económica del hogar durante los últimos seis meses.

En este contexto, explica María Emilia Correa: “Cuando las mujeres emprenden, en general invierten en las familias. Entonces cuando a una mujer le empieza a ir bien, tiene un doble impacto tanto para la reducción de pobreza de la mujer como en la de su familia”.

Sumado a esto, el emprendimiento femenino tiene un factor psico-social que puede influir fuertemente en los hijos y familia de estas mujeres: “La emprendedora transmite a su familia algo que nos hace mucha falta en América Latina, que es la convicción de ser dueño de tu propio destino. Demuestran a sus familias que es posible salir adelante por sus propios medios y la valoración de sí mismas, de su seguridad y autoestima es un modelo espectacular para la familia”, concluye María Emilia.

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