Por qué la jornada laboral es un asunto que comienza a discutirse en todo el mundo
01 julio 2021Organizaciones de la salud indican los peligros de trabajar muchas horas a la semana. Janet Spröhnle, de People & Partners comenta los beneficios que se han visto en su empresa desde que implementaron un régimen 4×3, y el investigador Álvaro Jiménez pide ampliar la mirada sobre este debate.
La reducción de la jornada laboral es un tema que ha estado en el debate político, empresarial y de los medios, en Chile y el mundo. A fines de mayo, el diario estadounidense The New York Times publicó una editorial que llevaba el título “Trabajar menos, un asunto de vida o muerte”. En esta, se detallaba un reconocido estudio de la Organización Mundial de la Salud en conjunto con la Organización Mundial del Trabajo que revela que trabajar más de 55 horas a la semana implica un “serio riesgo a la salud” y que las largas jornadas son “el principal riesgo laboral” hoy.
Del mismo modo, diputados en Chile han presentado un proyecto para rebajar a 38 horas el trabajo semanal y así permitir jornadas de 4×3, es decir, trabajar cuatro días y descansar tres. Su argumento es que la “extensión y distribución de nuestra jornada laboral no colaboran con el objetivo de mejorar los tiempos de descanso y su calidad”.
Se trata de una demanda que ha nacido principalmente durante la pandemia, cuando varios especialistas de salud advierten los malestares psicológicos que acarrean las hiperjornadas de trabajo remoto. El Ministerio de Salud de Chile, por ejemplo, registró en abril, a principios del confinamiento, que el 36% de las licencias médicas emitidas eran por índole mental. Asimismo, la Asociación Chilena de Seguridad y la Pontificia Universidad Católica de Chile informaron que 34,6% de los trabajadores estaban sintiendo malestares psicológicos producto de las largas jornadas de teletrabajo.
“Pareciera que en Chile hay una cultura donde se tiende a valorar más el cumplimiento de las horas laborales, y si se hace eso por sobre la productividad, hay en general poca confianza en los trabajadores y trabajadoras. Prueba de eso es que Chile tiene una de las jornadas más extensas dentro de los países de OCDE cuando los otros países tenían el mismo PIB per cápita que Chile tiene hoy”, sostiene Álvaro Jiménez, investigador del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC).
Frente a este escenario, algunas empresas han tomado la iniciativa de implementar las jornadas 4×3. FirstJob, una startup que se enfoca en ayudar en los procesos de reclutamiento, atracción y retención de jóvenes profesionales en las empresas, lo empezó a realizar en Chile, Colombia, El Salvador y México. La reducción se hace por células de trabajo para que ningún cliente sienta la ausencia del equipo, y cada área elige los días que desea trabajar o estar libres, y estos pueden ser fijos o rotativos.
La empresa People & Partners también implementó el sistema. Janet Spröhnle, directora ejecutiva de la firma y ex consejera REDMAD comenta que “el primer beneficio que hemos podido percibir luego de instaurar la semana laboral de 4 días es una sensación de cambio de calidad de vida súper potente. La sensación de que el jueves es viernes, y tienes tres días libres para siempre, es realmente una experiencia muy positiva a nivel psicológico y mental”. Esto, sumado a que “se ha instaurado entre las personas del equipo la conciencia real de nuestra preocupación por cuidarlos, y seguro también han entendido que es vital que ellos tomen una mayor conciencia con su autocuidado, porque agradecen el espacio. Se han generado emociones muy positivas de gratitud, de conexión con el descanso y el equilibrio y balance de la vida personal y laboral”, añade.
“Dado que son 4 días que se trabajan dentro de una jornada normal, porque no hay aumento de carga laboral ni horas de trabajo extendidas, ello obliga a las personas a ser mucho más conscientes de su tiempo”, comenta. Y ejemplifica: anteriormente siempre cuando tenían una reunión, agendaban una hora de duración, “era un paradigma preestablecido. En cambio, ahora que se disminuye el tiempo, te preguntas si realmente necesitas tanto tiempo para una reunión, cuando la verdad es que se puede optimizar y mantener la calidad del contenido de esa conversación, tal vez en media hora o menos. Todos vamos aprendiendo a calibrar mucho mejor nuestro tiempo y los esfuerzos dedicados a cada labor a base de objetivos y de forma mucho más ejecutiva y eficiente”.
Jiménez dice que hay que dar un paso más allá en el debate. Respecto de qué pueden hacer el Estado y las empresas, menciona que “no solo deben atender el tema de la extensión de la jornada laboral, sino también atender a la calidad del trabajo. La calidad de vida no solo depende de que puedan disponer de mayor tiempo libre, sino que también puedan disponer de buenas condiciones laborales”.
De hecho, organismos internacionales como la OCDE han señalado que la calidad del empleo es un elemento relevante para la sostenibilidad de las organizaciones, por lo que debiese ser el propósito central de las discusiones actuales sobre flexibilidad laboral o las nuevas modalidades de trabajo a distancia que ha masificado la pandemia.
El reciente estudio sobre flexibilidad laboral y género publicado por REDMAD y EJE&CON demuestra que modalidades como el teletrabajo han tenido impactos positivos en la calidad de las relaciones familiares y en la percepción del tiempo libre en Chile y España; y que hacia el futuro las mayores demandas son desarrollar modelos formales que regulen la jornada laboral (derecho a desconexión y conciliación) y establecer un sistema de gestión basándose en objetivos más que horas.
“Es muy importante el nivel de seguridad asociado a los trabajos, por ejemplo, la sensación de desprotección en trabajos informales hace que muchos desarrollen problemas de salud mental, como aumento del estrés y la ansiedad y las posibilidades de desarrollar depresión”, concluye Álvaro Jiménez, del DESOC.
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