Liderar con autenticidad: uno de los principios del poder personal

16 enero 2019

Se trata de un enfoque que ha tomado relevancia en las escuelas de negocios y las empresas desde mediados de los 2000. Para las mujeres que están en posiciones de liderazgo, puede ser clave para romper con los estereotipos masculinos asociados al ejercicio del poder, y adoptar nuevas formas de conducción basados en atributos propiamente femeninos.

El profesor de Harvard Business School, y autor de diversos libros sobre negocios, Bill George, popularizó en 2003 el concepto de liderazgo auténtico. En su tesis proponía que para ser un líder eficaz era necesario primero comprenderse a uno mismo y hacerse responsable por el propio desarrollo. Aunque en ese entonces, muchos no entendían de qué se trataba, hoy ser auténtico se ha convertido en el “estándar de oro” para el liderazgo, escribe Harvard Business Review.

La tesis de Bill George surgió luego de observar el mal manejo de algunos líderes en empresas ligadas a escándalos financieros, como Enron, WorldCom y Tyco, a comienzos de los 2000. En su libro, describió a los líderes auténticos como genuinos, morales y basados en el carácter: “Personas de la más alta integridad, comprometidas con la construcción de organizaciones duraderas, que tienen profundo sentido de propósito y son fieles a sus valores fundamentales”, escribió George en un post titulado What Does Authentic Leadership really mean?, en Linkedin.

A esas cualidades se suma la capacidad de adaptarse a las situaciones difíciles, la disposición a estar en constante crecimiento, es decir, no tener una visión rígida de uno mismo, y el estar en sintonía con las necesidades del equipo. “La gente siente muy rápidamente quién es auténtico y quién no”, escribe Bill George en su post. “Este es el requisito para construir confianza”.

Para las mujeres que están en posiciones de liderazgo, este enfoque puede servir para romper con los estereotipos asociados al ejercicio del poder –hasta ahora muy masculino– y adoptar nuevas formas de conducción basadas en la autenticidad. En palabras de Warren Bennis, pionero en el estudio del liderazgo y management, se trata de una cuestión de carácter, y no de estilo. “Tiene que ver con quiénes somos como seres humanos y las fuerzas que nos dieron forma”.

Jessy Echeverría, socia Red MAD y coach independiente, comparte la tesis. Ella cree que el poder personal tiene dos fuentes: la impecabilidad y la autenticidad. El primero, se relaciona con el estudio y preparación, y el segundo, con la capacidad de liderar de manera fiel a nuestra identidad. “Las mujeres en general somos súper impecables, pero donde fallamos es en la autenticidad”, dice Echeverría. “Nosotras aprendimos a liderar con modelos masculinos porque no había líderes femeninas. Empezamos a imitar los patrones masculinos, a adoptar ciertas estrategias para validarnos y en ese proceso nos fuimos traicionando, y perdiendo poder”.

Cree que las generaciones que actualmente se encuentran en puestos de alta dirección son las que más sufrieron esta presión, lo que en su momento se expresó, en formas de vestir y de ser masculinas. “En mi época había un desprecio por el ser femenino, por arreglarse, ir a la peluquería, pintarse, etc. También había una presión por ocultar las “debilidades físicas”, como la regla o la menopausia, y las emociones, como la rabia”, dice Jessy Echeverría.

Con estas mujeres ejecutivas trabaja la autenticidad personal, de modo de ayudarlas a conectar con los valores y convicciones personales, y manejar los estereotipos asociados a lo femenino. “Cuando una mujer se conecta con lo que es realmente, lidera de una manera impresionante”, dice Echeverría. “Yo creo que cuando las mujeres se conectan son capaces de mover el mundo”.