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Qué es la Banca Ética y cómo logra generar un impacto positivo en la sociedad

10 enero 2023

Gerardo Wijnant San Martín, responsable de Impacto y Ecosistema de Banca Ética Latinoamericana, afirma: “Tratamos de apoyar a las empresas y a las organizaciones en avanzar a mayores grados de sostenibilidad y aportar a una economía más humana, ese es nuestro propósito final”.

El proyecto de Banca Ética partió en Chile siguiendo un esquema internacional que surgió hace 50 años. En Europa, el principal referente es el banco Triodos Bank, fundado en Países Bajos en los años ‘70, que fue uno de los que partió con la idea de que los bancos no debían ocupar el dinero que gestionan de sus depositantes para financiar actividades que no generen un impacto positivo, o incluso dañen al planeta y a las personas, solo porque los proyectos son rentables.

Con esa premisa un grupo de personas empezaron a reunirse en Chile en 2013, cuenta Gerardo Wijnant San Martín, responsable de Impacto y Ecosistema de Banca Ética Latinoamericana: “Varios veníamos del mundo de la economía social o nuevas economías. Pensábamos en la necesidad de crear un banco así, para financiar exclusivamente, y de manera transparente, empresas y organizaciones que generen un impacto positivo en lo social, económico, ambiental y cultural”.

Partieron juntándose con Joan Melé, el gran impulsor de la Banca Ética a nivel internacional. “Él fue subdirector general de Triodos Bank en España, miembro de su Comité Ejecutivo y vicepresidente de la Fundación Triodos, y nos motivó fuertemente a ir adelante en este proyecto”, afirma Gerardo, “nos dimos cuenta de que crear un banco es lento y complejo, así que decidimos avanzar creando una plataforma de inversiones y de soluciones de financiamiento, que hasta hoy es Doble Impacto en Chile”, indica.

Esta plataforma trabaja con los criterios de un banco y actualmente ha solicitado la licencia bancaria a la Comisión de Mercado Financiero (CMF). Mientras, sigue funcionando como plataforma de crowdlending o crowdfunding, dice Gerardo. “Con este esquema conectamos inversionistas. Hoy, son más de cinco mil personas que han tomado la decisión de invertir en proyectos que verifiquen que tienen un impacto positivo”.

Con el tiempo, esta idea fue despertando el interés de los países vecinos y se transformó en un holding financiero latinoamericano. Hoy tienen oficinas en Argentina, Uruguay y Brasil, y se están formando también en Colombia y México. “La dimensión y necesidades de los desafíos estructurales que tiene América Latina, deben ser mirados desde el punto de vista del financiamiento privado orientado hacia los grandes problemas que tenemos como sociedad, definidos también por los Objetivos de Desarrollo Sostenible y más allá, aportando a una economía regenerativa y más centrada en el ser humano”, sostiene Gerardo.

Tres áreas de trabajo

Fueron creando áreas de trabajo definiendo dónde invertir, a partir de una conceptualización de qué es beneficioso para el ser humano y el planeta. Así generaron tres áreas estratégicas: educación y cultura, desarrollo social e inclusión, y naturaleza y medio ambiente.

En la primera área, definieron que querían aportar a una educación de calidad, desde la infancia hasta la educación continua; industrias creativas para fortalecer la cultura y el desarrollo del espíritu, como películas, actividades teatrales, productoras; y turismo sostenible, que ponga en valor las identidades locales.

En la segunda, la idea es trabajar con financiamientos a proyectos de vivienda digna, o viviendas sociales de calidad para la población; de salud y calidad de vida, relacionados con el bienestar personal; y de inclusión social y laboral, que tiene que ver con financiamientos a fundaciones, ONG y corporaciones con o sin fines de lucro que se hacen cargo de estos desafíos.

En el área de naturaleza y medioambiente, los focos son agricultura sostenible y alimentación saludable; eficiencia energética y energías renovables; y consumo y producción sostenible que está orientado a fortalecer una economía verdaderamente circular. “Fuimos estructurando las estrategias y se empezaron a integrar gente que venía del ámbito financiero, con vasta experiencia, pero buscando dar sentido a su trabajo y conocimientos”, cuenta.
Hay diferentes tipos de inversionistas, dice Gerardo. Están los que se inscriben en su plataforma, que financian proyectos sin necesidad de un compromiso de largo plazo con la organización, y los que son los futuros accionistas del banco, que obtendrán los beneficios de la actividad, pero no pueden alterar las estrategias ni la filosofía. “Es decir, no pueden cambiar la orientación para financiar industrias que no vayan acorde a los principios éticos del banco”.

El propósito final

“Cada vez que evaluamos un proyecto lo miramos de manera holística: lo que hace, su relación con los proveedores, la comunidad, sus trabajadores y los ecosistemas. Tratamos de apoyar a las empresas y a las organizaciones en avanzar a mayores grados de sostenibilidad y aportar a una economía más humana, ese es nuestro propósito final. Entonces, los proyectos que aceptamos son los que toman la decisión de avanzar o tienen un desarrollo de impacto positivo decidido. Queremos hacer fluir el dinero hacia actividades que generen un impacto positivo y que la gente tome consciencia gradualmente de que no da lo mismo dónde está su dinero, según sus principios y valores”, indica Gerardo.

Inicialmente, el foco es ser una banca de pequeña y mediana empresa y organizaciones de todo tipo, que muchas veces no son consideradas por los bancos comerciales y donde el financiamiento vía deuda puede ser una solución, afirma Gerardo. Más adelante, quieren ser banca de personas.

“Ya hemos financiado más de 90 millones de dólares, en más de 700 proyectos e iniciativas, de unas 450 o 500 empresas y organizaciones, en estas tres áreas estructurales. Y hemos ido demostrando que los proyectos, cuando incorporan la sostenibilidad, son también rentables”, dice Gerardo. Hoy, toda persona puede inscribirse en bancaeticalat.com y ver las oportunidades de inversión con una simulación con toda la información del proyecto. “La idea es democratizar y diversificar al máximo en cada proyecto la cantidad de inversionistas, para que las personas se sientan involucrados en los proyectos que ya hemos evaluado en temas de impacto, financiero, comercial y de riesgo”, agrega.

Actualmente, hay un apoyo colaborativo entre Banca Ética Latinoamericana y REDMAD, ya que destacan como la Corporación pone en valor la capacidad de las mujeres en alta dirección. “Es interesante darnos cuenta de que los principios que buscan, de poner en valor la capacidad de la mujer y generar mayor presencia en los directorios, están en coherencia con nuestros principios. Este tipo de cosas, como las cuotas de género que destacan el valor de la complementariedad, están muy en consonancia con lo nuestro, que tiene que ver con inclusión, incorporación y dignificar el rol de todos los seres humanos en igualdad de condiciones, sin discriminación. La idea es ir generando lazos permanentes en el tiempo, donde compartimos principios”, concluye Gerardo.

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