Diario Financiero
Alianza REDMAD y SENCE: Emprendedoras, tres claves para mantenerse en el negocio
17 julio 2020Este viernes 17 de julio, el Diario Financiero destaca la alianza entre REDMAD y el Sence para crear un programa de mentorías, a través del cual guiar a un grupo de microempresarias, con el fin de ayudarlas a potenciar sus negocios y crecer de forma sustentable en el tiempo.
Uno de los efectos de la pandemia ha sido el retroceso de la participación femenina en el mundo laboral, que el trimestre febrero-abril de este año fue de 42,6%, la más baja de la última década, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Miles de mujeres que consiguieron su primer empleo o que se atrevieron con un emprendimiento enfrentan hoy una difícil situación.
El Sence y la Red de Mujeres Alta Dirección (REDMAD) se unieron para apoyar a un grupo de 30 microempresarias de la Región Metropolitana, en el Programa de Mentoría para Emprendedoras.
Las seleccionadas –de las áreas de artesanía, orfebrería, industria textil y alimentación- superaron la etapa de mayor vulnerabilidad y su emprendimiento tiene más de dos años. En el programa serán guiadas por las socias de REDMAD, quienes, por un período de cinco meses, les traspasarán su conocimiento y redes de contacto a las microempresarias para potenciar su negocio.
Ello, porque de acuerdo al Observatorio Laboral Metropolitano, una de cada cuatro mujeres de la RM tiene una ocupación informal y el 70% de los negocios que cuentan con un mentor sobreviven el doble de tiempo, en comparación con los que no lo tienen.
Confíe: se puede
En este sentido, una de las mentoras, la empresaria y socia de REDMAD Erica Pavez, explica que el programa consiste en que a cada una de las emprendedoras se les asignó una empresaria experimenta en el ámbito del emprendimiento, que las guiará en una nueva etapa en la que deben aplicar los conocimientos que ya tienen. La idea -hace hincapié la empresaria y mentora- es contribuir a redefinir o mejorar sus modelos de negocio y las fuentes de financiamiento, para que sigan adelante con la ‘autoconfianza’ de que pueden avanzar y crecer. Y, esencialmente, ayudarlas a ‘pensar en digital’ todos los procesos de sus empresas.
Este ha sido uno de los principales problemas con que se ha encontrado la mayoría de las emprendedoras en esta etapa. Ya sea porque deben realizar trámites por internet para formalizar su negocio o porque necesitan nuevas herramientas de marketing para vender y promocionar sus productos o servicios, en el nuevo escenario que generó la pandemia y para el que no estaban preparadas cuando iniciaron sus emprendimientos, ocasión en que se vieron enfrentadas al problema del financiamiento y/o de procesos administrativos para echar a andar su proyecto.
«La idea es contribuir a redefinir o mejorar sus modelos de negocio y las fuentes de financiamiento, para que sigan adelante con la ‘autoconfianza’ de que pueden avanzar y crecer», Erica Pavez, socia REDMAD y una de las mentoras del programa.
Sin online no hay negocio
Ese es el caso de Carmen Gloria González (61), con el emprendimiento de accesorios para matrimonios ‘Creaciones Banron’. En marzo finalmente estaba lista para hacer la iniciación de actividades, pero quedó atrapada por las restricciones de la pandemia, lo que la obligó a realizar los trámites en línea. Sin embargo, a través de ‘internet no está la posibilidad de interactuar con una persona que resuelva mis inquietudes de manera inmediata’, se lamenta.
Carmen Gloria está consciente de que las restricciones de la pandemia le exigen una estrategia de marketing distinta a la de la venta personalizada, lo que la obligó a empezar a capacitarse para entrar en el mundo digital y llegar a sus clientes a través de e-commerce.
Por una situación similar está pasando Jessica Jara (52) con su emprendimiento ‘Cosmética Natural Beauty Rose’. También le ha costado adaptarse a la exigencia de hacer negocios en el contexto de la pandemia. ‘No ha sido fácil el tema de la tecnología, interactuar con este mundo digital’-reconoce-, pese a que ve ello una oportunidad de aprender para adaptarse a lo que viene.
Margarita Suazo (57), tiene una microempresa de mermeladas para diabéticos, ‘Gati Gourmet’, con la que comenzó en 2014 y ‘me ha ido súper bien, incluso con mi emprendimiento compré mi casa’, dice feliz. Y si bien tiene resuelto desde esa época el aspecto administrativo de su negocio, admite que con la irrupción de la pandemia se ha visto en la obligación de adaptarse al modelo de negocio digital.
Dice que le ha costado mucho, porque el marketing digital no es su fuerte y le cuesta crear fórmulas para atraer a los clientes. Y es ahí donde necesita el apoyo de una mentora que la ayude a dar el paso de hacer negocios presenciales a hacerlo digitalmente.
Conozca y pida todos los permisos
En una situación más adelantada se encuentran Cecilia González (57) y Pamela Aravena (48), quienes tienen sus emprendimientos desde hace 6 y 20 años, respectivamente, cuyas microempresas están completamente adaptadas al mundo digital. Ambas coinciden, sin embargo, en que el principal problema al que se vieron enfrentadas al inicio fue el financiamiento, por lo que para partir tuvieron que recurrir a diversos fondos de apoyo.
Adicionalmente, Cecilia, dueña de la microempresa de cosmetología ‘Emporio Natural‘, industria en que los permisos sanitarios son imprescindibles para desarrollar el producto, dice que además del financiamiento, fue difícil el proceso de sacar permisos, especialmente para cumplir con las ordenanzas sanitarias necesarias para ponerlo en el mercado. Dificultad a la que también se enfrentó Jessica Jara, que está en la misma industria. Pamela Aravena está en la industria textil con su microempresa ‘Creaciones Pekita’. Elabora implementos para el hogar y bordados corporativos, aunque actualmente se reinventó haciendo mascarillas. Al igual que en el caso de Cecilia, recuerda que la principal barrera que enfrentó para comenzar su emprendimiento fue el financiamiento, porque a los emprendedores ‘no nos cuentan las cosas como son y uno se encuentra con miles de problemas’, como el hecho de que tenía que ser sujeto de crédito y ella jamás había pedido un préstamo bancario.
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