Estudio de REDMAD y Criteria “Abriendo la Caja Negra 2.0” en El Mercurio
Principales brechas de género entre mujeres y hombres en alta dirección
18 marzo 2024La muestra del estudio “Abriendo la Caja Negra 2.0: factores que impactan en el camino hacia la Alta Dirección”, de REDMAD y Criteria, se concentró en profesionales con experiencia, con foco en ejecutivas y directoras, y se comparó con respuestas de los hombres. Las conclusiones: para ambos, el desarrollo profesional fue la cuarta prioridad. Ellas, eso sí, se mostraron menos dispuestas a asumir más responsabilidades; y el temor a opinar fue la variable que arrojó la mayor distancia entre ambos.
En 2015, un grupo de treinta mujeres ejecutivas y directoras se unieron. Formaron Red Mujeres Alta Dirección (REDMAD). Y se percataron que habiendo ejecutivas muy preparadas, con ganas de participar en la primera línea de las compañías, la aguja —como señala la socia fundadora, Maribel Vidal— no se movía. Hicieron un primer reporte en 2016, llamado “Abriendo la Caja Negra”, en alusión al espacio del avión que contiene toda la información, junto a doctoras en temas sociales. Y ahí estudiaron algunas variables.
Pero el efecto de la pandemia y las transformaciones sociales hicieron necesaria una actualización. REDMAD, junto a Criteria, hicieron ahora el estudio “Abriendo la Caja Negra 2.0: factores que impactan en el camino hacia la Alta Dirección”, que presentarán el martes en la UAI. “Fuimos un poco más audaces y decidimos hacer un estudio cuantitativo y, segundo, incorporar hombres”, señala Vidal. “Era importante ver qué teníamos en común y dónde estaban las diferencias”, añade la presidenta de REDMAD, María Ana Matthias.
El estudio cuantitativo aplicó las encuestas entre el 17 y el 24 de enero pasado. Se entrevistó a mil casos, todos profesionales con estudios superiores de cuatro años o más; mayores de 30 años a nivel nacional y de los estratos ABC1, C2 y C3. Es decir, aquellas personas con posibilidades de acceder a la alta dirección.
Y se abordaron tres temas: percepción del desarrollo profesional, vivencias y principios, y orientaciones prodesarrollo profesional de las empresas.
La primera gran conclusión fue que coincidentemente, tanto hombres como mujeres, posicionaron al desarrollo profesional en cuarto lugar de preferencias. Mientras que el 77% de las mujeres respondió que el desarrollo de su carrera era bastante o muy importante, para el hombre fue 74%. Para ambos géneros, sin embargo, lideró el tener buena salud, construir una buena familia o relación de pareja, y tener ingresos que permitieran vivir cómodamente.
“Para las mujeres es tan importante como para el hombre el desarrollo profesional, lo que ya es un gran dato; el supuesto desinterés no es razón para no considerarlas”, dice Vidal.
Aún más, la brecha respecto a la satisfacción laboral también fue menor: 66% en los hombres, y 64% en las mujeres. Y la percepción de autocontrol para conducir sus carreras, fue equivalente.
Las brechas vinieron luego.
“Ocurre que las diferencias empiezan a emerger con más fuerza cuando vamos a la segunda parte, al abordar los factores que creen los han ayudado en su desarrollo profesional, y los factores que lo han dificultado”, dice Matías Chaparro, director de Asuntos Públicos de Criteria. Tal es así que cuando se trató de la búsqueda proactiva de desafíos y nuevas responsabilidades, los hombres profesionales mostraron una autopercepción más alta que sus pares femeninos. El 81% de los hombres se sintió identificado con la pregunta de si está dispuesto a asumir responsabilidades adicionales en el trabajo, mientras que en las mujeres fue 70%; once puntos menos. Frente a asumir desafíos y trabajar en proyectos difíciles, la relación fue 74/83 en favor de los hombres.
“El que las mujeres —especialmente las más jóvenes— declaren estar menos dispuestas a asumir más responsabilidades laborales no necesariamente quiere decir que no quieran, sino que no pueden, porque se les exige compatibilizar cuidados con trabajo”, explica María Ana Matthias.
Así, Criteria y REDMAD midieron los factores que han influido positivamente en ese desarrollo, y usaron como base la experiencia laboral de cada encuestado. Profundizaron en las competencias individuales y aquellas cosas estructurales. Como adelanto: 37% de los hombres dijo que su género le ha ayudado bastante, versus 29% de las mujeres, una brecha de ocho puntos. La comuna de origen y la apariencia física fueron percibidos de igual manera por ambos géneros.
Lo relacional como base
¿Cuánto crees que han influido los siguientes factores en tu desarrollo profesional?, preguntó Criteria. La forma de relacionarse con las personas fue el aspecto que las mujeres consideraron que más les ha beneficiado, seguido por la competencia técnica. Los hombres pusieron el foco en este último aspecto, y en segundo lugar en su experiencia laboral; y como tercera idea vino la forma de relacionarse.
“En las mujeres, lo relacional es lo más importante, las habilidades blandas, lo cual es bueno, porque hay una complementariedad de miradas”, añade Matthias. Las mujeres jóvenes son las que lo ven más incidente, y en los hombres es al revés: son los mayores los que le dan más importancia.
Una de las más altas brechas, sin embargo, se dio en la capacidad de negociar ascensos o aumentos salariales. Mientras 36% de las mujeres consideraron que esto les ha beneficiado, en los hombres fue once puntos superior: 47%. Lo mismo ocurrió con la importancia que le dan a su trabajo en la vida: la diferencia fue de siete puntos en favor de los hombres.
“Es un tema cultural. Las mujeres tienden a pensar que haciendo bien las cosas es suficiente. Y los hombres tienen la necesidad de expresarlo”, resume Vidal. Y ejemplifica: “En los trabajos que he tenido, los hombres una vez al mes me pedían un aumento porque pensaban que lo están haciendo increíble, y las mujeres no”. La presidenta de REDMAD añade que en un pódcast con Sara Smock, esta recordaba: “Cuando contrataba a un nuevo ejecutivo, si era hombre, sabía que se me venía una negociación tremenda por el sueldo en la reunión de cierre. Si era mujer, sabía que iría a darme las gracias”.
Aún más, 69% de las mujeres dijo haber sentido temor de dar su opinión, versus 52% de los hombres, una distancia de 17 puntos, la mayor brecha del reporte. A menor edad, de hecho, fue mayor ese miedo: entre las mujeres de entre 30 a 44 años, el porcentaje subió a 72%, mientras que en los hombres alcanzó 61%. Sobre 60 años, la relación fue de 60%-36%.
Brechas importantes que se replicaron en el no saber cómo relacionarse con personas influyentes o el temor a ser visto o vista como conflictivo o conflictiva. Un 69% de las mujeres manifestaron esa percepción.
“Estamos haciendo el estudio no solamente para demostrar cuáles son las falencias o espacios de trabajo que deben tener un hombre o mujer, sino para que las empresas tomen conciencia”, subraya Vidal. Y agrega: “Si estás en una reunión de trabajo donde no te dejan hablar, te interrumpen, es complejo, y ahí la responsabilidad es de los líderes de las empresas”.
Y, si bien, la mayoría de los hombres y de las mujeres aseguran que han sentido que no están a la altura del cargo, o que no vale la pena asumir más responsabilidad por el costo familiar y personal, en las mujeres esos sentimientos nuevamente se repiten más, hasta siete puntos más que sus pares masculinos. “Las mujeres tendrían una menor confianza para asumir nuevas o más tareas, en cuanto sienten que no van a estar a la altura y que esto podría traer un alto costo familiar”, subraya Matías Chaparro. Y agrega: “De alguna manera, la disponibilidad de poco tiempo para poder dedicar al trabajo producto de la exigencia del cuidado (familiar, personal), contamina o está ayudando también a la autopercepción que tienen las mujeres en términos de su desafío profesional”.
Una buena evaluación
“En general, existe una buena evaluación de las empresas y organizaciones empleadoras en Chile en lo que respecta a las prácticas de contratación y asignación de tareas, sueldos y puestos”, se lee en el informe.
Tal es así que 82% de los hombres y 72% de las mujeres profesionales considera que para las empresas son importantes las políticas de equidad salarial en el mismo trabajo; porcentajes similares se repiten respecto a la transparencia en las políticas de ascenso o en que las personas trabajen en función de objetivos más que por jornada. Sin embargo, y a pesar de la buena evaluación de ambos géneros en todas las variables, la mirada de los hombres es significativa y sistemáticamente mejor que la de las mujeres.
En lo que respecta a la jornada laboral y el tiempo libre ocurre algo parecido: la evaluación de las empresas es buena, pero los hombres tienen una percepción mejor que las mujeres: 81% frente a 69%. Y esa imagen es menos positiva en las mujeres entre 30 y 44 años (65%) que aquellas sobre 60 (90%). En los hombres, no hay grandes diferencias entre las distintas edades.
“Los resultados constituyen un llamado de atención a empresas y organizaciones. A pesar de que existe una buena evaluación, la percepción de la mujer es significativa y sistemáticamente más baja que la de los hombres”, destaca la presidenta de REDMAD. Y añade: “Por muy empoderadas que estén las mujeres y muy conscientes de las brechas, no se avanza lo suficiente si es que el entorno en el que se desenvuelven no les da los espacios para desarrollar sus habilidades”.
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