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Ángela Ulloa: “Perder lo femenino en un entorno masculino es un desperdicio. Volver a conectarlo ha sido mi mayor fortaleza”

18 julio 2025

Ingeniera civil industrial de la Universidad de Chile, lleva más de 17 años de trayectoria en Kaufmann, donde ha liderado procesos de transformación en áreas como logística, operaciones y postventa corporativa. Hoy ocupa el cargo de gerenta de Integración Regional, coordinando equipos en Chile y otros países de Latinoamérica. 

Aunque los primeros pasos laborales de Ángela Ulloa fueron en el sector público, su desarrollo profesional se consolidó en el mundo privado. Ingresó a Kaufmann como ingeniera de procesos y luego asumió la subgerencia de Logística para el sur del país, lo que implicó trasladarse a Puerto Varas junto a su marido. Más adelante, tomó la logística a nivel nacional. “Partimos re-organizando toda la red logística de partes y piezas desde un nivel muy básico para modernizar y profesionalizar. Yo me puse casco, bototos, y nos íbamos a hacer inventarios hasta las 3 de la mañana”, recordó.

Tras una década en esa área, sintió que era momento de asumir nuevos desafíos. “A mí me gusta crear cosas nuevas. Cuando la máquina ya está andando, me empiezo a aburrir”, confesó. En plena pandemia, asumió un rol en el área de postventa, donde diseñó una gerencia de operaciones que integró datos, procesos, sistemas y estructuras centradas en el cliente. Hoy lidera la integración de las operaciones del Grupo Kaufmann en países como Chile, Perú, Colombia, Costa Rica y Panamá. 

Abrir caminos en sectores masculinizados

La carrera de Ángela ha estado marcada por el desafío de abrirse paso, y abrir espacio a otras, en industrias históricamente masculinas, como la ingeniería y el rubro automotriz. “Cuando llegué al área de logística tenía un equipo de 100 personas y era la única mujer. Fui la primera en contratar a una mujer como operadora de bodega. Hasta los clientes se sorprendían y cuestionaban que una mujer pudiera cargar peso”, relató.

Con el tiempo, promovió la incorporación de más mujeres en distintas posiciones. “Hoy ya no es tema. Hay subgerentas, jefas, operadoras. Pero cuando partí, eso no existía. Para mí ha sido una vocación ir abriendo espacios para otras mujeres”, comentó. 

Reconectarse con el liderazgo femenino

Ángela reconoce que trabajar durante años en entornos tan masculinos le significó, en algún momento, alejarse de sí misma. “Empiezas a pensar que la única forma de liderar es como lo hacen los hombres, porque no tienes referentes femeninos. Y uno empieza a endurecerse, a perder sensibilidad, a hablar golpeado. Las mujeres tenemos esa capacidad muy natural de conectar, y perderla es un desperdicio”, subrayó. 

En ese momento, llegó a REDMAD gracias a la invitación de Nora Au: “Yo no tenía LinkedIn, no tenía redes. Mi mundo empezaba y terminaba en mi trabajo. Se me abrió el mundo. Conocer mujeres poderosas, con quienes tener conversaciones que antes no tenía, fue un descubrimiento”.

Hoy participa activamente desde el sur, como parte del Comité de Fidelización, del Comité organizador de la Ruta de Alta Dirección y de los círculos virtuales. “Mi experiencia en REDMAD se multiplicó cuando empecé a colaborar activamente. Como todo en la vida: cuando tú das, se te devuelve”.

Sin embargo, admite que existe un gran desafío de crecimiento en la presencia regional de la corporación. “REDMAD tiene un pendiente con las regiones, pero también una enorme oportunidad. Es momento de romper el círculo vicioso entre baja oferta y baja participación regional. Hay disposición, y hay que activarla”, manifestó. 

Canto, agua y equilibrio

Fuera del trabajo, en la tranquilidad que brinda el sur de Chile, Ángela Ulloa cultiva pasiones ligadas al bienestar personal: “Siempre he cantado en coros. Lo último fue el Coro de Cámara del Teatro del Lago en Frutillar. Es mi manera de generar endorfinas”. 

También nada de forma regular. “No lo considero deporte, es más bien meditación activa. En la piscina estás sola contigo misma, no puedes mirar el celular, no puedes hacer nada más que nadar y pensar. Termina siendo un espacio terapéutico”, finalizó.

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