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Sara Narbona: “Pertenecer a una red de mujeres es otra forma de autocuidado”

28 agosto 2024

Es ingeniera comercial y MBA, y ha cultivado una trayectoria profesional centrada en transformar procesos y adaptarse a crisis. Hoy, como gerente de Personas y Asuntos Corporativos de GrupoEuro, revisa su historia, enfocándose en cada aprendizaje que le ha traído la vida.

Después de titularse como ingeniera comercial, a los 24 años, Sara Narbona postuló a un proceso laboral en Telefónica y quedó contratada de inmediato para conformar el programa que tenía una gran misión: modernizar el área de personas de una compañía que, a fines de los años 90, tenía cerca de 10 mil colaboradores.

Sara estaba feliz y entusiasmada, dando lo mejor de sí; un año después, quedó embarazada de mellizos, pero a los 5 meses desarrolló una preeclampsia y tuvo síntomas de parto prematuro. “La vida dio un vuelco y tenía que guardar reposo absoluto. Fue un impacto enorme, porque tenía muchas expectativas como profesional, pero entendí que la vida me estaba llevando en ese momento a la maternidad. Cuando mis hijos nacieron, uno de ellos sufrió un paro respiratorio a los cuatro meses, lo que implicó quedarme en casa para cuidarlo. Estuve fuera del ámbito laboral por más de un año”, cuenta, mientras recuerda los inicios de una trayectoria profesional que, con el correr de los años, sería fascinante y estaría llena de desafíos.

Cuando volvió a Telefónica, todo había cambiado. Ya no existía el cargo que ocupaba, todo estaba reestructurado. Pero decidió que eso no la detendría. Entonces, se le ocurrió una idea visionaria: transformar y digitalizar todos los procesos del área de personas con un sistema de intranet, unida a una base de datos. Se la propuso al vicepresidente de personas, obtuvo el apoyo y un equipo de tres personas.

“Y llevamos a cabo la transformación más grande que Telefónica ha tenido en el área de personas, digitalizando todos los procesos asociados a recursos humanos. ¡Un sistema que sigue en funcionamiento hasta el día de hoy, bautizado como Tpersonas!”, relata Sara, quien, gracias a ese proyecto, fue reconocida como joven de alto potencial, y a los 28 años se convirtió en la ejecutiva más joven de la compañía, con una carrera muy prometedora.

Adaptarse en el camino

Con el pasar del tiempo, estudió un MBA en la Universidad Católica, y enfrentó nuevos desafíos profesionales: fue gerente de Gestión y Servicios de Recursos Humanos en Citibank; gerente corporativo de Compensaciones y Gestión de Masisa; y luego gerente de Personas en Multitiendas Corona, donde trabajó en una completa transformación de procesos e imagen de marca.

“Sin embargo, en medio de esta intensidad por transformar y cambiar cosas, no todo fue color de rosas. Me enfermé, con múltiples hernias, y perdí la audición de un oído. Tuve que aprender a vivir con esta condición, con audífono, haciendo pausas y reduciendo mi propia intensidad. Pero me adapté, convencida de que aquello no me definiría, y que era una condición con la que tendría que vivir, pero que no sería una limitante”, cuenta Sara.

Un desafío inigualable

En marzo de 2020, cuando se registró el primer caso de COVID en Chile, y la pandemia se instaló en el país, Sara Narbona era la gerenta corporativa de Human Capital Prestadores Chile Banmedica-United Health Group, el grupo que reunía a una serie de clínicas como Clínica Santa María, Dávila, Ciudad del Mar Biobío, Vespucio y Help, entre otros prestadores de salud. “La pandemia me sorprendió trabajando en salud, en un cargo de una responsabilidad tremenda y, hasta el día de hoy, considero que ha sido el rol y el desafío más grande que me ha tocado liderar”, cuenta.

No era para menos: en un tiempo de extrema incertidumbre y en un plazo récord, Sara debía liderar a 12.500 colaboradores. “Formamos un equipo tan comprometido, que trabajábamos 24 horas. Cada noche planificando la estrategia para el día siguiente. Motivamos a toda la compañía, con el mensaje de que habíamos nacido para enfrentar esto y que podíamos salir adelante. Cada día había que planificar la gestión de camas, la adecuación de perfiles, el reclutamiento y selección de profesionales, ya que se estaban contagiando en el frente de batalla, entre otras tareas. Estoy enormemente agradecida por lo que logramos, ya que pudimos alinearnos de manera impecable”, cuenta, mientras agrega que había que enfocarse en cambiar la dinámica de la comunicación interna: más que ser 100% perfecta, debía ser sobre todo oportuna. Actuar rápido, con responsabilidad y sin amilanarse, sino que darlo todo.

Por supuesto, se contagió de COVID-19, porque tenía que ir a las clínicas, y tuvo que transitar la dolorosa pérdida de algunos colaboradores y médicos que fallecieron, en tiempos muy rudos, cuando los funerales eran en línea. “Una experiencia durísima. Pero los vínculos que se generan con el equipo en situaciones extremas duran para toda la vida”, recuerda.

Ganó aprendizajes que quedaron grabados a fuego dentro de ella, pero el estrés le pasó la cuenta y terminó enfermándose. “Después de esta experiencia tan desafiante, aunque hermosa e importante, se generó un cambio completo en mi vida. En 2021 inicié mi viaje de reflexión. Necesitaba reinventarme y explorar nuevos horizontes, ya no enfocados en la magnitud, sino en encontrar un lugar donde pudiera generar un impacto real en una transformación completa. En ese camino me encontré con GrupoEuro, una empresa genial donde, además, me enfoqué de lleno en mi cuidado personal”.

REDMAD como un espacio de autocuidado

Ese mismo año se unió como gerente de Personas y Asuntos Corporativos de GrupoEuro, compañía del rubro inmobiliario y multifamily. Dos meses después de llegar, se desató la crisis más grande de la historia en el mercado inmobiliario. “Claramente, mi perfil está orientado a gestionar y resolver crisis en entornos complejos. La implementación de la estrategia, junto con el gobierno corporativo y la transformación cultural, representó un desafío. Recurrí nuevamente a la fortaleza, resiliencia, flexibilidad y actitud para seguir adelante. Pero hoy es distinto, ya que soy consciente de equilibrar este desafío con mi autocuidado”, cuenta.

Sara hace pilates sagradamente, realiza paseos y trekking en la montaña junto a su marido, y siempre que puede, se escapa en familia a su refugio en Isla Negra. “Después de salir del sector salud, me convertí en otra persona, especialmente en cuanto a mi enfoque personal. Pensé que era momento de compartir con otros lo que había aprendido. Fue una amiga, Andrea Alemán, quien me habló de REDMAD”, cuenta. Hoy participa activamente en su círculo, que le fascina, y está involucrada en la parte de capital humano.

“Pertenecer a una red de mujeres es otra forma de autocuidado”, dice Sara, quien mira hacia atrás y puede entender todo lo que ha vivido y por qué lo ha vivido. “La vida es un camino con altos y bajos, que depara sorpresas, lo importante es vivir tu hoja de ruta, con propósito, disfrutando el camino. Hoy, entiendo que soy una persona mucho mejor que la que era hace 20 años. Y me siento tremendamente plena”, finaliza.

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