Colaboración e innovación en el área de la salud
30 abril 2020Mariela Formas es vicepresidenta ejecutiva de la Cámara de la Innovación Farmacéutica de Chile. Cuenta con más de 15 años de experiencia en gremios y gerencias generales de empresas nacionales e internacionales, en los sectores manufactureros, agropecuario medioambiental y farmacéutico. En esta columna aborda los desafíos de Chile en materia de innovación y la importancia de poner la colaboración en el centro del desarrollo del país.
La emergencia sanitaria del Coronavirus ha relevado el rol que tiene la investigación a nivel mundial. Hoy más que nunca queda en evidencia la importancia de desarrollar ecosistemas de protección y fomento a la innovación, basados en modelos colaborativos que vinculen los esfuerzos de las instituciones públicas, los actores privados y la academia.
En los últimos meses son muchos los ejemplos de empresas farmacéuticas que han creado alianzas con centros gubernamentales, universidades y ONGs con el objetivo de desarrollar estudios clínicos y vacunas para el COVID-19. Estos esfuerzos se han concentrado principalmente en centros de innovación en Estados Unidos, Europa y Australia, por su alto grado de desarrollo en innovación farmacéutica.
A pesar de que es urgente avanzar en materia de infraestructura para el desarrollo científico, el país destaca por tener un capital humano de gran prestigio internacional. Esto ha permitido que Chile se haya posicionado como un centro emergente en materia de investigación clínica. Con una tasa per cápita de 0,34 estudios clínicos por cada 10.000 habitantes, Chile es líder en Latinoamérica en esta materia. Sin embargo, aún queda mucho por avanzar desde el punto de vista de la generación de ecosistemas colaborativos y el fomento y protección a la innovación en el área de la salud.
El Global Innovation Index 2019 le da a Chile una nota de 4,3 sobre 100 en materia de alianzas estratégicas o joint ventures entre empresas. Este indicador muestra que como país necesitamos avanzar en la creación de un ambiente de confianza y colaboración entre actores. En este sentido, el rol del nuevo Ministerio de Ciencias y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) es fundamental para el desarrollo de una planificación de largo plazo que coordine la triple vinculación entre las instituciones públicas, el mundo privado y la academia.
Otro de los grandes desafíos que tiene nuestro país es en materia de marco jurídico. El mundo de la innovación en salud se caracteriza por su alta incertidumbre debido a los largos procesos de investigación. Por esto es esencial contar con una regulación que permita levantar capitales y asegurar una rentabilidad futura para los nuevos desarrollos. Si bien en Chile contamos con un Instituto Nacional de Propiedad Industrial que funciona en base a los más altos estándares mundiales y una legislación robusta para la protección de patentes, su marco regulatorio ha sido sujeto de cuestionamientos, lo que podría introducir incertidumbre y un consiguiente desincentivo en el ecosistema de innovación en Chile.
A nivel nacional e internacional, el mundo farmacéutico es un área caracterizada por un fuerte liderazgo femenino, que se muestra como una ventana al futuro y a la equidad de género. En este ámbito es posible ver que las mujeres en espacios de poder tienden a fomentar el diálogo y la cooperación, obteniendo resultados mucho mejores que aquellos que surgen desde entornos competitivos y poco inclusivos. Es este el tipo de liderazgos que hoy debemos impulsar con el fin de poner la colaboración en el centro del desarrollo del país.