Opinión

Las mujeres, el cambio climático, Chile y el mundo

03 febrero 2020

Marta Alonso cuenta con 25 años de experiencia en el sector de energías renovables en diferentes países del mundo. Desde hace 7 años se desempeña como directora general de América del Sur de GES y directora de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento. También es coach certificada por organizaciones de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). Cree que avanzar en el sector energético en Chile es avanzar en paridad de género para incrementar el número de mujeres que toman decisiones.

El cambio climático es la consecuencia de un calentamiento global que afecta especialmente a las personas más desfavorecidas, y especialmente a las mujeres que viven en áreas urbanas con escaso nivel de desarrollo. Los peores efectos del calentamiento global y los índices más altos de pobreza se producen en las mismas zonas y el 80% de las personas desplazadas por cambio climático en el mundo son mujeres.

La energía es el sector de actividad económica que más contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, ligados a la quema de combustibles fósiles que se emplean para calefacción, electricidad, transporte e industria. El 34,3% de los hogares chilenos en zonas urbanas aún tiene dificultad para acceder a energía de calidad o no tiene acceso a energía, y sin acceso a energía no existe acceso a agua potable.

En Chile hemos avanzado mucho en el sector, logramos ser en un tiempo récord y en condiciones de mercado adversas, un referente regional y mundial en el desarrollo de la industria de las energías renovables. En 2016 logramos reducir el precio de la energía a niveles insospechados y demostramos que las energías renovables no solo son competitivas en precio, sino seguras y confiables para garantizar el abastecimiento de la demanda.

Y podríamos seguir avanzando con mejores resultados si incorporamos en nuestras organizaciones públicas y privadas personas capaces de ejercer liderazgos innovadores, inclusivos y distintos, capaces de identificar talentos, para procesar mejor la información, para interpretarla de forma más inteligente y ponerla al servicio de soluciones más modernas y creativas pensando en abanico, como pensamos las mujeres.

Avanzar en el sector energético en Chile es avanzar en paridad de género para incrementar el número de mujeres que toman decisiones. Está costando porque implica compartir poder y el sector está en manos de una mayoría aplastante masculina. Por eso en GES somos muchas las mujeres en cargos de responsabilidad que mueven agujas, tanto en las áreas corporativas como operativas. Nada me produce más satisfacción que ver a mis colegas dirigir la construcción de un parque solar o estar al frente de la instalación electromecánica de las turbinas eólicas en cualquier país del mundo, y especialmente en Chile. También en ACERA hemos tomado acciones para acompañar esta mirada femenina que tanto necesita Chile.

La lucha frente al cambio climático y las políticas de género son de los mayores desafíos a los que se enfrenta actualmente el modelo productivo, y deben ir de la mano porque aportan propuestas esenciales frente a la crisis ecológica y social que estamos viviendo. Me cuesta entender la palabra desarrollo sin una perspectiva de igualdad, para que nadie se quede atrás, para el respeto, para la prosperidad.

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