Mujer y participación laboral, un antídoto contra la baja productividad
30 enero 2024La productividad es un factor central en la prosperidad de un país. Y en esta materia, como en tantas otras, Chile aún tiene muchas tareas pendientes. A principios de enero, se dio a conocer la octava versión del Informe Anual de Productividad, que proyectó que la productividad total de los factores o PTF para 2023 se habría contraído entre 1,8% y 2,4%.
Dada la importancia de este indicador -constituye una medida de la eficiencia con que se emplea el uso de los recursos- es importante detenerse a analizar por qué nuestro país no ha avanzado en este punto. Ciertamente, son muchos los ingredientes que deben contemplarse, desde la calidad de la educación, la tecnología, la burocracia estatal y otros, pero uno que es insoslayable es el rol que juega la equidad de género.
Miremos algunas cifras del mundo del trabajo. La tasa de participación laboral femenina es de 52,6%, según el último informe del INE, y se ha mantenido permanentemente alrededor de 20 puntos porcentuales por debajo de la masculina. Otro indicador ilustrativo es el subempleo. Según el Zoom de Género de OCEC UDP y Fundación ChileMujeres, entre las ocupadas que viven en hogares con presencia de niñas y niños en edad preescolar, el 19,1% está en esa condición, cifra notoriamente mayor si se la compara con hombres en la misma circunstancia o con mujeres sin esas responsabilidades de cuidado. Y si hablamos de informalidad, esta es consistentemente superior en mujeres que en hombres.
Acá solo estamos analizando el mundo laboral, pero lo cierto es que son variadas las repercusiones económicas que tienen las brechas de género. Todo ello pone un freno al potencial creativo e intelectual de la mujer, lo que, a su vez, afecta a la sociedad completa, porque se está desaprovechando una gran fuente de talento, ingenio y potencial innovador. Como indica el Fondo Monetario Internacional, las aptitudes complementarias de mujeres y hombres impulsan la productividad, lo que redundará en más prosperidad para todos.
Es crítico, en consecuencia, que tanto a nivel gubernamental como organizacional se creen las condiciones para impulsar la equidad de género. Es clave, pues, que las medidas que se tomen sean inteligentes, con políticas que contribuyan a cerrar las brechas salariales existentes, que combatan la informalidad laboral y el subempleo y que no encarezcan el costo de contratación de la mujer. Porque, al final del día, una mayor productividad es algo muy concreto: es mayor bienestar para todas las personas.
María Ana Matthias
Presidenta de REDMAD
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