Opinión

Una buena política pública para fortalecer la complementariedad de género en la alta dirección

07 agosto 2024

Conquistar el desarrollo –es decir, lograr ser un país que es capaz de entregar una alta calidad de vida a sus habitantes– es la aspiración que, sin duda, todos compartimos. Podremos tener matices en la ruta a seguir, pero todos buscamos llegar a esa cumbre.

Para llegar a ese estado, resulta crítico conquistar la complementariedad de género en el mundo del trabajo. En este ámbito como país estamos aún al debe, sobre todo si consideramos que la participación laboral femenina ronda apenas el 50%. El impacto positivo que un mayor balance de género traería a nuestro país queda claro cuando recordamos lo señalado por el exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés: si movemos 10 puntos porcentuales la participación laboral femenina, el PIB de Chile crecería por una vez más de 4 puntos.

Un factor importante dentro de la complementariedad es el liderazgo en el mundo organizacional, ámbito donde ha habido avances que reconocemos. Así, por ejemplo, lo revela el estudio de Humanitas / Cornerstone Chile “¿Cómo se distribuyen los directorios IPSA?”, que se centró en el proceso de renovación 2023. Este arrojó que, de las 64 sillas totales ocupadas por directores nuevos, 27 correspondieron a mujeres; es decir, un 42%. Pero en la mirada global, con un 16,5% de participación de mujeres en directorios en 2023, aún no estamos donde el país necesita.

Por ello es que desde REDMAD hemos apoyado el proyecto de Ley Más Mujeres en Directorios, ya que es una forma de impulsar que la complementariedad de género en la alta dirección sea una realidad. Hace unas semanas, se ingresaron y presentaron indicaciones que perfeccionan y fortalecen la propuesta inicial y que recogen nuestra mirada, así como la de Fundación ChileMujeres, ComunidadMujer y el Instituto de Directores de Chile.

Un primer aspecto que destaca es que el nuevo diseño pone el foco en el balance de género, ya que se salvaguarda que ningún sexo supere el 60%. Por otra parte, se hace un giro respecto de la obligatoriedad que se incluía en el proyecto original. Así, se establece la cuota sugerida como principio, mientras que la mandatoria operará –en forma transitoria– solo si no se cumplen con indicadores objetivos.

Un aspecto positivo de esto es que deja un margen prudente para compañías que, por alguna razón, no puedan cumplir con la cuota definida por la ley una vez. Por otra parte, se mantiene la gradualidad que se proponía inicialmente. Así, se establece un período prudente de seis años para que las empresas realicen los cambios necesarios para cumplir con la normativa.

En la actualidad, el proyecto está siendo discutido en la Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados y Diputadas. Pronto, como REDMAD participaremos en la discusión para presentar nuestro punto de vista sobre la iniciativa y las recientes modificaciones, recalcando que la invitación es a apostar por la complementariedad –de género, de edades, de trayectorias– para que, juntos, construyamos un mejor país para todos.

María Ana Matthias
Presidenta de REDMAD

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